Sexualidad

¿Cuáles son las mejores partes del cuerpo donde correrte?

A veces, a la pregunta que se lanza en Grindr acerca de las prácticas sexuales, al famoso “¿qué te va?” que siempre sigue al “¿qué buscas?”, se le da una respuesta bastante clara: “las lefadas”. Es decir, el morbo con la eyaculación del otro. Pero, en ocasiones, esta pregunta se complementa con otra que no suele estar implícita, que requiere de una verbalización para hacerse visible. La pregunta suele ser la siguiente: “¿dónde te mola correrte?”. Y no es una pregunta secundaria. Aquí se da rienda suelta a una serie de fantasías que tienen que ver, y mucho, con los roles que se asumen en el sexo. Cuando uno confiesa dónde le gusta que le lancen la eyaculación, inconscientemente está confesando qué actitud va a tomar en el polvo. Un lugar dice más que mil palabras, y aquí describimos las partes del cuerpo más repetidas en las demandas de Grindr y que, normalmente, producen un morbo o un placer superior a una eyaculación en un lugar neutral o aleatorio.

Boca

Cuando alguien busca sexo oral en una aplicación para ligar, normalmente utiliza un icono que actúa como una metáfora bastante explícita: el biberón. A veces aparece escrito en palabras: “dame bibe”. Y, pese a la falta de sutileza, es el símbolo perfecto para describir la situación. Sobre todo si el que practica la mamada decide cumplir con todas las posibilidades que ofrece el objeto y recibir el semen del otro en la boca. Aunque ya tragárselo o no depende de los gustos y fetiches del que realiza el sexo oral y de su capacidad digestiva, si bien es cierto que el semen contiene algunas propiedades beneficiosas para la salud, pues puede hidratar la piel y ayudar a solucionar dolores de cabeza o en la zona pélvica, además de prevenir infecciones urinarias. Uno a veces debería pensarse el tomarlo con mayor frecuencia…

El icono del biberón crea, de forma subyacente, una correspondencia entre las posiciones del niño y la madre, o al menos pone en escena la relación nutritiva que se da entre ambos. Uno se alimenta del otro y ahí nace cierto morbo. Se crea, entonces, una relación de desigualdad, con unos roles de pasividad y actividad (el receptor y el insertivo) que, a la vez, pueden invertirse, pues ¿no hay mayor poder, en realidad, en el que realiza el sexo oral que en el que ofrece su pene? A veces, el que domina la situación es el que tiene la polla dentro de la boca, no el que la introduce. Las posiciones de poder en el sexo oral son más dinámicas y complejas de lo que se vislumbra a primera vista.

Después, siempre queda el beso en la boca con el otro, que incluye un intercambio de semen que devuelve el fluido a la persona que lo ha generado, cerrando el círculo. Quizá sea ésta la forma más efectiva de crear una conexión entre los dos miembros, haciendo que, además de emocional, se convierta en algo físico y palpable.

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Cara

Si eres de los que no les gusta el sabor del semen o su textura y viscosidad, pero necesita sentir una fuerte compenetración con el otro, puedes recurrir a lo que rodea la boca y elegir el rostro como lienzo del dripping sexual. Tiene algo de disruptivo, pues afecta directamente a nuestro sentido fundamental, la vista, que se mantiene alerta ante el momento de la eyaculación. De hecho, normalmente se recibe esta bendición con los ojos cerrados, como una forma de trasladar todo el temblor de la eyaculación directamente al tacto y hacer que la explosión sea algo imprevisto. Seguramente, la violencia súbita de la salida del semen y el desconocer las partes concretas sobre las que caerá son la fuente del placer. Aunque los barbudos tendrán un problema, pues no es fácil eliminar el semen enredado entre los pelos. Habrá que visitar el baño con rapidez, pues ni el papel higiénico podrá suprimir todas las huellas…

Pecho

El pecho es un lugar de menor intrusión que el rostro, básicamente porque no tiene orificios en los que pueda entrar el semen. Actúa bajo la idea del escudo: él es el límite final a la eyaculación. Pero es un escudo que se encarna en el cuerpo: uno se ofrece desarmado al otro, el arma única es la propia desnudez. Por ello, tiene una relación también muy cercana con el otro, quien normalmente se sitúa sentado o de rodillas, frente a frente, y observa al que está tumbado mientras lanza su semen sobre el pecho. Hay un contacto visual directo que crea un gran magnetismo que se incrementa, además, si el receptivo eyacula sobre sí mismo al mismo tiempo que el otro. Es entonces cuando los cuerpos se acompasan en un mismo ritmo.

Este lugar tiene la ventaja de ser menos disruptivo que el rostro y evitar que el semen se desparrame sobre la barba (a no ser que el pecho esté cubierto de pelos también y se necesite una ducha rápida). Y, como la boca, ofrece una nueva vuelta de tuerca, pues siempre queda un abrazo final en el que ambos pechos quedan impregnados y los fluidos se indiferencian. Aquí desaparecen todas las barreras que pueden separar a la pareja tras el orgasmo.

Culo

El culo es un lugar complejo y tiene, al menos, dos lugares para la eyaculación. Si se folla con un desconocido y se quiere sentir el semen cerca del “punto G”, se puede recurrir a la eyaculación en la puerta del ano. Es una forma de eludir las enfermedades de transmisión sexual y experimentar, a la vez, el placer del semen cayendo próximo a un lugar tan íntimo como el ano.

Si, en cambio, se tiene sexo con una pareja estable y se practica el sexo sin preservativo, seguramente uno de los momentos más bellos del acto sea sentir el semen del otro en el interior. Aquí se tocan los dos cuerpos de forma total. Aunque su movimiento es doble, de entrada y de salida. Como dice una amiga mía, “el movimiento del culo es vectorial”, de adentro afuera y de afuera a dentro, funciona en ambas direcciones. Ver la salida del semen después de sentir su irrupción dentro puede despertar placeres desconocidos.

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