un hombre de 63 años que tras una infección en la próstata se compró un plug anal para estimular esa zona tan delicada en la anatomía masculino. Con medicación y estimulando su zona anal logró vencer la infección, y además logró tener un montón de orgasmos anales muy intensos. Tan placentera era la sensación que el hombre terminó completamente adicto a tener orgasmos anales.
Pero todas las adicciones tienen un contrapunto negativo: el hombre tuvo que empezar a ponerse condones para contener el exceso de semer que estaba produciendo, llegando al punto en el que todo lo que tenía que hacer para eyacular era tumbarse y ponerse un condón. Y al final llegó a tener orgasmos anales a todas horas y sin ninguna estimulación de ningún tipo. Esto, por muy fabuloso que suene, le causó problemas serios y le costó volver a tener una vida normal, así que ya sabes: los orgasmos anales son muy placenteros, pero no te pases no vaya a ser que te pase algo así.
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