Historia LGTB

La Sirenita es en realidad un cuento de amor gay

La historia de amor que en días recientes generó prejuicios raciales por parte de millones de personas que discuten sobre la apariencia de la nueva Sirenita, podría enfrentarse a más señalamientos, pero esta vez de orientación sexual.

El historiador Rictor Norton lanzó una controversial teoría en su libro My Dear Boy: Gay Love Through The Centuries, tras dedicarse al estudio de la vida de escritores prominentes del siglo XIX, entre ellos, Hans Christian Andersen, el creador de Ariel.

«No me encontré capaz de responder a tu amor. Adios, querido amigo» HANS CHRISTIAN ANDERSEN A EDVARD COLLIN.

Para él, el cuento representa en realidad el desenvolvimiento de un amor gay, disfrazado con una presencia femenina debido a la polémica que causaría en aquella época (se publicó en 1837), y aún en esta.

Reflejó a su amor imposible en el príncipe Eric
Tras hacerse de las misivas originales que Andersen enviaba a su mejor amigo y amor imposible, Edvard Collin, pudo apreciar que su relación traspasaba los límites de la amistad.

«Languidezco por ti… mis sentimientos por ti son como los de una mujer. La feminidad de mi naturaleza y nuestra amistad deben permanecer en secreto», HANS CHRISTIAN ANDERSEN A EDVARD COLLIN.

Y fue justamente cuando se enteró de que este sería forzado a casarse con una mujer, que se retiró a la isla Fyn a redactar su obra maestra, de la que ahora recordemos el trama de la historia:

Una parte de su alma se fue con él
Ariel se enamora perdidamente del príncipe Eric y sacrifica su voz a cambio de transformarse en humana para poder estar junto a él. La Sirenita sería Andersen; un personaje frágil y sin voz que le permita cambiar las cosas.

En el texto original, Ariel muere y se convierte en espuma de mar al aceptar resignada el destino de Eric, que representa a Edvard Collin, así como el autor, quien en una carta reveló que parte de su alma se iba con él.

Los historiadores coinciden en que La Sirenita sirvió a Andersen para explorar sus tendencias femeninas y clara bisexualidad. Años después de la decepción amorosa de Andersen con Collin, el escritor volvió a enamorarse, pero ninguna de sus relaciones posteriores llegó a tener un «final feliz».

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