Amor Gay

Mitos sobre las relaciones abiertas gays

Relaciones abiertas gays: muchas personas creen que es postureo, o una forma más de vivir el libertinaje de la homosexualidad, que parece que los gays han inventado el sexo últimamente. La gran diferencia es que el tópico del marido que se va a un club de alterne a desahogarse no existe prácticamente en las relaciones gays. Las relaciones LGBT suelen ser sinceras, y si han de ser crudas lo son, y así se llegan a conclusiones que tengan a todo el mundo contento, dándoles igual lo que opine el resto de gente.

1. “No se quieren de verdad”

Esta es una de las mentiras y mitos más evidentes que seguro que escucharás de alguien que quiere prejuzgar a una pareja gay con una relación abierta. Lo primero que te dirá alguien que no tiene ni idea de la situación es que realmente no se quieren pero no quieren separarse.

Para empezar, cada pareja es un mundo, por lo que es muy complicado hablar por boca de ellos, pero no solo eso, sino que luego, la realidad, especialmente cuando una pareja lleva con total libertad y naturalidad que sean una relación abierta, conlleva que les da bastante igual lo que piense la gente.  En definitiva: las parejas abiertas gays se llevan igual de bien que las cerradas. Siempre que haya comunicación, por supuesto.

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2. “Es una forma oficial de ser infiel a tu pareja”

Otro mito que nace de la envidia. Sí, las relaciones abiertas implican que buscas nuevas experiencias sexuales fuera de tu pareja. Muchos lo ven como ser infiel, pero la realidad es que la infidelidad tiene la base en la mentira. En el engaño. En el llevar a cabo algo que no habías acordado con tu pareja a sus espaldas y que si se entera no le va a hacer gracia.

Pero qué pasa si todo eso lo has hablado con tu pareja y está de acuerdo? Muchos pensarán que “uno de los dos seguro que no quiere pero acepta porque le ama”. Juicios muy rápidos y sin mucho sentido, y en el peor de los casos, sigue siendo decisión de personas adultas y con consciencia.

3. “Es algo exclusivo de gays”

Mentira de las gordas. Los gays llevan con más naturalidad las relaciones abiertas porque no tienen tiempo para tonterías. No quieren aburrirse creándose mundos en los que no creen, y han pasado por tantas cosas en su infancia y adolescencia que no van a dejarse llevar por el mismo rollo durante el resto de sus días. Quizá eso es lo que diferencie a las personas LGBT de los heterosexuales: viviendo en un mundo heteronormativo, el resto ha tenido que sacarse las castañas del fuego y dar siempre más explicaciones que el resto, así que ahora llega nuestro momento, vamos a vivir la vida según nuestras normas, y si quieres, te puedes apuntar. Las relaciones abiertas heteros existen pero la gente cotilla es aún más dura con ellos. Total, “de los gays nos lo esperamos”.

4. “Seguro que va a acabar mal”

Aquí volvemos a los augurios de la cotilla del pueblo. Lo que nos encontramos es a personas proyectando sus miedos y sentimientos en algo que está sucediendo en una pareja ajena. Quizá la que va a acabar es tu relación, que te pasas todo el día criticando a los demás y no cuidándote de pasar un tiempo con tu pareja, disfrutando y pasándotelo bien. De nuevo, no hay nada más triste que desearle a alguien que su relación se rompa solo para poder justificar que tuvieras razón y el famoso “yo ya lo dije”.

5. “No se atreven a decir lo que sienten de verdad”

Error. Pero error de los importantes, porque es justamente lo contrario. La sociedad nos ha dicho que tenemos que tener cuerpos atléticos, casarnos y tener hijos. Pero eso ya ha cambiado, cada vez menos gente cree en eso y por eso cada vez la gente se casa menos, más tarde, tiene hijos cuando quiere, no se siente incómodo al no tener un cuerpo perfecto y vive con naturalidad su forma de ser. Hablar las cosas es importante, y eso es lo que mucha gente que dice esto debería sentarse con su pareja y decirse lo que de verdad sienten. El miedo a estar solo nos hace hacer cosas muy locas, por eso es de valorar que una pareja decida tener una relación abierta, cuando sería más fácil socialmente romper y seguir picando de flor en flor.

Si algo tienen en común las personas que sueltan estos falsos mitos es que ellos envidian la libertad con la que ciertas personas viven su vida. Ahora ya no hablamos de parejas gays o heteros, aunque las proporciones suelan ser en ese sentido, muchos heterosexuales envidian la naturalidad con la que las personas LGBT llevan su sexualidad. Por suerte, cada vez más heteros se suman a vivir una vida con normalidad, en la que las cosas se hablan y no hay dudas y confusiones. Si todo el mundo siguiera esta tendencia, seguro que nos encontraríamos menos marujeo, menos juicios sociales y más felicidad, diversión y naturalidad.

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