Es una práctica sexual tan extendida entre parejas heterosexuales como homosexuales. Aquí no hay diferencia, porque los peligros son los mismos. Es considerada un asalto, aunque tiene lugar entre dos personas que mantienen relaciones de forma consensuada. ¿Dónde está el problema entonces? Que el activo decide quitarse el condón antes de tiempo y sin avisar al pasivo.
En Estados Unidos ya se considera no solo una forma de asalto, sino de violencia sexual.
La razón por la que estas personas practican el stealthing es porque saben que la otra persona no va a aceptar realizar una penetración sin protección, así que se aseguran tener un condón, empiezan a practicarlo, y sin que la otra persona se de cuenta, eliminan el condón y siguen a pelo, el clásico estilo «bareback» con todo lo que conlleva: enfermedades, infecciones y el peligro que conlleva practicar sexo seguro con una persona desconocida.
Varios testigos reconocen que en el caso de los homosexuales, controlar constantemente si el condón está colocado o no es más complejo, pero no por ello nos debemos olvidar, y siempre nos tenemos que asegurar mantener relaciones sexuales esporádicas con protección.
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